martes, 2 de noviembre de 2010

El Dulce Sabor de lo Macabro

Era una imagen siniestra, la crónica de un mundo sin héroes ni milagros. En aquellos tiempos donde lo absoluto menguaba, de otoños grises y fríos, él decidió ir un paso más allá.

Se le acercó silenciosamente, cortando la oscuridad con un pequeño susurro de placer. La miró fríamente durante un instante, completamente hipnotizado. Reptó por los tablones del suelo esquivando la poca luz del ventanal y se congeló ante ella, erguido en todo su esplendor.

Durante unos minutos la contempló. Quieto y sin moverse, admiró su belleza, sus curvas, su cabello y su perfección. Analizó la distancia entre ellos, los obstáculos y el vacío. Se embriagó con su perfume y deseó poder derretirse entre sus brazos, hundirse en sus piernas.

Era ese momento el que guardaría para la eternidad en su cofre de los recuerdos.

Ellos dos, juntos. Ellos dos, separados. Ellos dos, solamente.

Nunca más Hoy, Para siempre, en la Eternidad
.

Mi Maldad, mi Naturaleza

Tú serás mi luz en la oscuridad, mi sol en la noche. Guiarás mis pasos y me llevarás por todos esos lugares que mi mente y mis sentidos jamás lograron comprender y siempre anhelaron conocer. Tomarás mi mano y me explicarás el Cómo y el Porqué de las cosas a nuestro alrededor.

Todo, deseo saberlo todo.

Aprenderé y viviré, una vez más gracias a ti. Beberé de tu boca y mataré la sed en tus labios. Exprimiré tu cuerpo hasta la última gota de sudor y lágrimas hasta que no quede nada más por conocer, nada más por entender.

Y entonces, cuando no haya más conocimiento el cual absorver, cuando estés marchita y vacía, serás libre, quizás, si es que así lo decido.

Ya que esa es mi maldad y mi naturaleza, la de hacer y deshacer, tal como mi voluntad lo desee.

viernes, 29 de octubre de 2010

Caminos del descanso

Una larga escalera de piedra gris y fría sube al cielo en forma de caracol. Del otro lado, un túnel oscuro y húmedo despide un olor nauseabundo de sus profundidades, quien sabe que lo habita o hacia donde va. Cerca, dos puertas de madera de roble se enfrentan desafiantes, una con picaporte de plata y forma de águila, la otra con picaporte de oro y diseño de león. No muy alejado, un balcón con vista al mar saluda la nueva luna que amenazaba con devorarse al sol, en un atardecer púrpura y fresco.

Saben ustedes que con la imaginación se viaja?

Hoy es mi morada, a la que llego subiendo una escalera, bajando por un túnel, cruzando un par de puertas, hasta llegar al balcón, donde descanso mi alma en el ocaso del tiempo.

lunes, 25 de octubre de 2010

Del Mar y la Tormenta

La más inmensa negrura conquistaba el infinito y donde sea que nuestro héroe mirara parecía que no había nada más, y la nada misma era entonces.

Primero frunció el ceño y sus cejas se juntaron dándole lugar a unas pequeñas arrugas que terminaron de unirlas. Sus ojos cristalinos se humedecieron y de la comisura del párpado el lagrimal dejó escapar un grito de auxilio.

Este grito ahogado se abrió paso por la mejilla y bajo hasta la boca. Como una gota de llanto que no encontraba obstáculos supo esquivar los labios y usando el mentón del héroe como trampolín se soltó en caída libre hacía un destino incierto,  y todo fue silencio.

Pero ese silencio pareció cobrar vida y aquello que parecía muerto comenzó a nacer una nueva vida. El vértigo se hizo presente y amenazó con destruir su figura. La lágrima luchó por mantenerse única y entera moviéndose al compás de las alturas y del peligro.

De repente la oscuridad dejó de ser oscura para pasar de un negro a un azul profundo. Y cuando la lágrima empezaba a acostumbrarse al vacío fue que descubrió que más allá de toda esperanza estaba el cielo.

Bajó en caída libre esquivando nubes, algunas de ellas terribles y poderosas. Le tronaban con furia y la escupían palabras de odio y violencia. Sus brazos en forma de rayo parecían no alcanzarla nunca y con aliento renovado aceleró la marcha.

Cortando el aire y esquivando brillantes relámpagos, la lágrima de nuestro héroe se erguía indómita e invencible bajando por las largas columnas del cielo. Y notó entonces que no estaba sola.

Un gran estruendo cortó el cielo y en lo que es un abrir y cerrar de ojos logró observar por sobre su hombro como detrás suyo un ejército de gotas de lluvia volaban dispuestas a darle caza. Juntó sus brazos al cuerpo y se apresuró con la prisa de quien corre por su vida.

Huye mi pequeña, huye.

viernes, 22 de octubre de 2010

Clave de Sol

Se subió al pentagrama y comenzó a caminarlo, a recorrerlo. Pero no fue hasta que comprendió sus silencios que Solfeo acudió a su encuentro. Este le dió la bienvenida y le otorgó el regalo del sonido. En malas manos, le dijo, puede ser terrible. Sin embargo, si se usa el corazón entonces se volverá algo mágico… y conocerás aquello que en palabras recibe el nombre de Música.

Nuestro héroe no pronunció palabra alguna. Se limitó a observar y seguir paseando, entre círculos flotantes. En algunos casos se detenía y los golpeaba despacito, pero todo seguía igual. Levanto uno en el aire, lo dio vueltas y nada sucedió. Volvió a hacerlo, esta vez más alto pero tampoco hubo respuesta. Con una notable molestia en su rostro volvió a intentarlo, buscando llegar al cielo mismo y tocar las nubes inalcanzables.

Pero algo salió mal. La pequeña esfera vacía salió disparada al techo del mundo, llegó al algodón que corta el infinito celeste y lo traspasó como la nada misma perdiendose en el tiempo. Ahora era momento de esperar que vuelva. Y Solfeo sonreía, tocado por la ternura que le causaba la situación.  

Y de repente un punto oscuro se cortó a lo alto. La pequeña esfera volvía de un largo viaje. Y nuestro héroe se preparó para atajarla, sin embargo el objeto en cuestión había alcanzado una velocidad sin igual y se dirigía de manera cortante y terrible hacia el suelo.

No hubo caso. Por más que lo intentó, le fue imposible atajar semejante tono y este explotó contra el pentagrama. Nuestro héroe cayó hacia atrás tapándose la cara del susto. Al abrir los ojos encontró un jirón de lineas que anteriormente habían tenido forma redonda. Se acercó, las levanto y comenzó a jugar.

De una enredadera repleta de movimientos espiralados, comenzó a transformarse bajo las manos de un concentrado héroe una letra G. No convencido aún de haber completado su obra, continuó retorciendo las lineas y las convirtió en una letra S. Algo faltaba y decidió unir las formas, encontrando así, después de mucho esfuerzo, una delicada pieza que unía sus dos ideas primarias, dos letras que formaban una.

Y fue como Solfeo transformó su sonrisa en lágrimas de emoción.

Canta ahora, héroe, que el mundo escuche tu melodía.

lunes, 7 de diciembre de 2009

El Hombre de las Mil Tormentas

Esa madrugada de Julio estuvo marcada por dos acontecimientos fuera de lo común. Primero, la gran tormenta, esa terrible furia que los cielos desataron en medio de la noche, tapando la luna y las estrellas, llevándose todo el pueblo de Funes con sus huracanados vientos y sus lluvias imparables.

El otro acontecimiento (aunque contemporáneo al primero), comenzó a gestarse ocho meses antes del diluvio de Julio.

¿Cómo llegó a refugiarse ella en el viejo molino?, nadie lo sabia. ¿De qué escapaba? nadie estaba enterado. Lo cierto era que huyendo de un gran mal, o quizás de la misma tormenta, Doña Rosa se metió bajo los cobertizos de paja y allí se escondió. La noche llegó a su plenitud y antes de que la luna pudiese asomar su rostro, las nubes todo lo ocultaron. Allí, la única persona que había llegado después de las sirenas de alarma, se enfrentó con la ira de dios. La noche se volvió carmesí y el polvillo comenzó a elevarse en los caminos de tierra. Los carteles se balanceaban de izquierda a derecha hasta caer en el suelo para ser arrastrados y perderse en algún lado. Y de más está decir que Doña Rosa, en su vientre, llevaba un niño.

No quedaba más techo. Las enormes aspas ya habian sido destruidas y Doña Rosa, prácticamente ahogada en un barrial de escombros y suciedad, vio a la muerte cara a cara. Le rogó por misericordia pero esta ni sabia cual era el significado de tal palabra. Le imploró, en su último aliento de vida, que tomara la suya y no la de su hijo, la cual era inocente. Y de repente, la tormenta desapareció.

Horas más tardes encontraron a Doña Rosa. Aún con vida, solo tuvo fuerzas para pronunciar un nombre, el mismo con el cual llamaron a su hijo, al cual salvaron aquel día. Sin embargo, con ese último suspiro, la muerte había cobrado lo que le correspondía.

Aquí comienza la historia de Amador, después llamado Amador Amilcar Suarez, el hombre de las mil tormentas.

jueves, 18 de junio de 2009

Sopa de letras

En mi vida he escrito una gran cantidad de textos. Algunos con sentido y otros sin, guardados quien sabe donde, quizás en cajas o ya devorados por el tiempo. Muchos ensayos, con dirección y conclusión y otros directamente inconclusos. Cuentos de fantasía con personajes asombrosos e historias de aventuras en lugares desconocidos destinados a ser encontrados solamente por mi mente. Papeles y servilletas llenos de extraños garabatos con la intención de convertirse algún día en la idea cuna de una gran obra maestra. Carpetas y cuadernos con dibujos y composiciones, reflejos de mi alma y crónicas de vida donde se cuentan tanto tristezas como alegrías. O quizás este blog, lleno de párrafos que no siguen una dialéctica marcada, una línea de composición o una trama en particular.

Tanta información, tanto derroche de creatividad, porque no es nada fácil despertarse en medio de la noche, agarrar lo primero que uno encuentre a mano y empezar a escribir. A veces las ideas fluyen, otras no.

Y todo lo que uno lee, todo de lo que uno aprende y asimila, esta compuesto nada mas que por una extraña combinación de letras. 26, para ser más exactos, que forman el abecedario y que dan libertad absoluta para que sensaciones y pensamientos queden registrados, ya sea en una una pantalla, una pared o una hoja.

Para explicar el horrible sentimiento de impotencia y odio que tengo hacia la rutina, solo necesito ubicar una cierta cantidad de letras en su correspondiente lugar. Con esos caracteres, de la A a la Z puedo, de la misma manera, detallar la felicidad que me genera estar enamorado. Si quiero crear una bestia de gigantes proporciones y maldad absoluta solo necesito ponerle un nombre, elegir los grafemas y listo, ya existe.

Es, simplemente, mágico.