Una larga escalera de piedra gris y fría sube al cielo en forma de caracol. Del otro lado, un túnel oscuro y húmedo despide un olor nauseabundo de sus profundidades, quien sabe que lo habita o hacia donde va. Cerca, dos puertas de madera de roble se enfrentan desafiantes, una con picaporte de plata y forma de águila, la otra con picaporte de oro y diseño de león. No muy alejado, un balcón con vista al mar saluda la nueva luna que amenazaba con devorarse al sol, en un atardecer púrpura y fresco.
Saben ustedes que con la imaginación se viaja?
Hoy es mi morada, a la que llego subiendo una escalera, bajando por un túnel, cruzando un par de puertas, hasta llegar al balcón, donde descanso mi alma en el ocaso del tiempo.