He vencido incontables batallas, he triunfado ante todos mis enemigos. Soy temido y respetado, odiado y amado. Mi palabra es consejo y maldición, y mi voz se expande como un relámpago entre aquellos que desean escucharme, ya sea por aprecio o por desprecio.
He juntado cabezas y he observado en sus ojos ya sin vida. Intenté comprender su fin y poco me importó al entender que mi nombre era sinónimo de muerte y devastación. Aquel que levantó a los suyos buscando la paz y la libertad era hoy quien sembraba el terror bajo el nombre de La Revolución.
Me pregunto algunas noches, cuando no puedo consolidar el sueño, si hubiese sido feliz con ella. Sangro por las heridas del pasado, no hay duda de eso. Ciego el que no quiere ver, y aunque mi frente jamás apunta al suelo y siempre brilla rumbo al sol, sigo siendo un pobre triste corazón roto.
Ella fue mi destrucción, y la única que pudo ante todo mi ejército, indomable e indómita, misteriosa y mortal.
La vida me ha enseñado que incluso el hombre más inteligente no puede superar el tiempo y su paso es efímero entre los nuestros. Quedan entonces las ideas, los actos y los resultados.
Y es por eso que juré venganza, la más lenta y dolorosa de todas, aquella que me traerá placer y borrará las cicatrices del pasado.
He juntado cabezas y he observado en sus ojos ya sin vida. Intenté comprender su fin y poco me importó al entender que mi nombre era sinónimo de muerte y devastación. Aquel que levantó a los suyos buscando la paz y la libertad era hoy quien sembraba el terror bajo el nombre de La Revolución.
Me pregunto algunas noches, cuando no puedo consolidar el sueño, si hubiese sido feliz con ella. Sangro por las heridas del pasado, no hay duda de eso. Ciego el que no quiere ver, y aunque mi frente jamás apunta al suelo y siempre brilla rumbo al sol, sigo siendo un pobre triste corazón roto.
Ella fue mi destrucción, y la única que pudo ante todo mi ejército, indomable e indómita, misteriosa y mortal.
La vida me ha enseñado que incluso el hombre más inteligente no puede superar el tiempo y su paso es efímero entre los nuestros. Quedan entonces las ideas, los actos y los resultados.
Y es por eso que juré venganza, la más lenta y dolorosa de todas, aquella que me traerá placer y borrará las cicatrices del pasado.